El segundo trimestre ha supuesto un punto de inflexión tras un arranque de año marcado por la volatilidad. La progresiva moderación de las tensiones comerciales internacionales y la consolidación del liderazgo tecnológico en torno a la inteligencia artificial han devuelto la confianza a los inversores, impulsando con fuerza a los principales mercados.
A cierre de junio, el fondo presenta una rentabilidad del 4,03 % a un año, del 5,23 % a cinco años y del 5,24 % a quince años, superando ampliamente tanto al IPC como al Euribor y situándose por encima de la media de los principales fondos de pensiones de empleo en el largo plazo. En los tramos de medio y corto plazo, sin embargo, el fondo muestra una ligera penalización respecto a otros vehículos comparables, explicada en gran parte por su exposición estructural a activos estadounidenses y al dólar, que tras muchos años aportando valor, han tenido un comportamiento más débil en los últimos meses.
Estos resultados siguen confirmando la solidez del modelo de gestión del PC30, incluso en contextos de elevada incertidumbre y rápidas transiciones de mercado. El renovado optimismo de los mercados, sustentado en la narrativa de la inteligencia artificial y en un entorno geopolítico algo más previsible, ha favorecido el comportamiento de los activos de riesgo como la renta variable o las primas de riesgo corporativas. Sin embargo, persisten riesgos estructurales como las valoraciones exigentes, la elevada deuda pública y la concentración en grandes valores tecnológicos. En este contexto, la vocación de prudencia, diversificación y visión a largo plazo del fondo refuerza su papel como herramienta clave de previsión social.

